EL ZUMBIDO



No podía dormir, lo había notado tan cerca, apenas hacía un segundo, que su mente ya no podía escuchar otra cosa que aquel molesto zumbido.

Era una cálida noche de verano, llevaba media hora acostada y el frágil sueño ya se había visto interrumpido.

Encendió la luz y sus ojos intentaron abrirse de par en par intentando otear y avistar aquel minúsculo insecto.

¡pobre de él si lo atrapaba! No había cosa más temida que tener que intentar volver a dormirse pensando que aquel diminuto bicho podría volver a interrumpir el dulce descanso tan necesario para volver a retomar la actividad al siguiente día.

¡ Pero nada !, del susodicho ni rastro.

No merecía la pena seguir esperando como cazador, rifle en mano, esperando su presa. El cansancio insistía en dejar la caza para otro momento. Apagó luz, encogió sus piernas de nuevo en posición fetal y puso su mente en blanco para no tener en su pensamiento aquel molesto zumbido. 

Tan sólo habían transcurrido un par de minutos y su cuerpo de nuevo enderezado se encontraba oteando otra vez las cuatro paredes de su habitación.

Había dado comienzo el reto. La misión estaba clara, acabar con el molesto zumbido ¡ al menos aquella noche !

¡ Ay… ansiado verano !, aquel que siempre nos 
recordaba que la veda un año más se había abierto.

UN NUEVO CAMINO



¡Menos mal que la tecnología le había reservado un espacio para poder mandar aquel  mail de despedida!. El día de antes su mirada delataba que sus nervios guardaban palabras que difícilmente iba a poder expresar.
Se disponía a emprender el nuevo reto online de su propia vida, pero tenía algo a su favor, la suerte de mantener esa amistad que a lo largo del tiempo había madurado de forma sincera.
Cuando sonó el despertador, casi una hora antes de lo habitual de cualquier otro día, sus ojos se abrieron pensando en esa semana. Había estado muchas veces en aquellas oficinas. Tomó aire al abrir la puerta de su despacho, estaba todo en silencio, ¡ya echaba de menos el murmullo de sus compañeros!
Ágata, la suerte no viene sola, sólo aparece cuando tu mente enfoca con claridad lo que uno quiere alcanzar. Confía en tu paso firme siendo como tú eres.
Palabras eje de la historia: tiempo, online, compañeros, amistad, suerte

DOS OREJAS Y EL RABO


Cuando se entrevistó por primera vez con su cliente, éste le  dejó muy claro que no tenía dinero para pagar. Lo primero que pensó fue que dadas las circunstancias de su estreno y con todo en contra, su primer caso como abogado de oficio sería todo un fracaso.

Nada más entrar en la sala  sus dedos nerviosos hicieron saltar el botón del cuello de su camisa, liberando su angustia como nota de aire sacada de un saxofón. Nunca imaginó que el juez le iba a dar la razón, era su primer juicio, su primer cliente y encima con un asunto de expropiación. Meses después de aquella exposición magistral  en la fría sala de los juzgados, el juez condenó al banco a aceptar la dación. Tras leer la sentencia sus ojos se llenaron de un brillo especial. Aquella primera faena le había hecho salir por la puerta grande.

Palabras eje del relato: saxofón, razón, dación, botón, expropiación

VIDA MARCADA




Dicen que el tiempo lo borra todo aunque vivir tantos años a su lado marcó en mi la huella indeleble del maltrato sutil de sus palabras, aquellas que mi memoria guardaba como el primer día.

Pie de acto: Dicen que el tiempo lo borra todo...

VUELO CANCELADO



Al ver a su  abogado entrar en la sala con su cartapacio bajo el brazo, notó como un sudor frío bajaba por su cara. Durante unos segundos pensó que si hubiera logrado tomar aquel avión probablemente en estos momentos no se encontraría en aquel socavón del que no tenía ni idea cómo iba a salir.

Sabía que no tenía que haberle hecho caso a aquel hombre al que llamaban “el camello” y recordó cómo su cuñado le había hablado de él y que lo más importante era aparentar tranquilidad y no perder los nervios ante el control policial.

Pero aquellos consejos no le sirvieron de mucho porque aunque intentó mantener la calma, su cuerpo no pudo aguantar tanta presión, y cuando aquellas pepitas de droga reventaron como un plomo en su estómago, tan sólo pudo visualizar fragmentos de su infancia al pensar que por fin todo había terminado.
Palabras eje del relato: plomo, cartapacio, camello, sudor, socavón

AQUELLOS DIAS DE COLE

Algunas situaciones diarias le recordaban aquellos días de colegio. ¡Son como niños!, pensaba.
La responsabilidad, el compromiso se esfumaban con una sutil delicadeza, sin dejar huella de que hubieran estado presentes en alguna situación concreta por unos breves segundos.
Cuando con ese aire falsamente encantador le comunicó la mala noticia comprendió que el estribillo de aquel juego “pío, pío que yo no he sido, pío pío…!  cobraba sentido en aquel patio de colegio.
¡Esta vez vas a ser tú el que se tiene que quedar sin recreo! Te ha tocado, aunque tú no hayas sido no pasa nada, al fin y al cabo no puedo castigar a toda la clase, pero el resto tiene que ver que existe el castigo. Castigar al alumno protestón no interesaba, era mejor poner el castigo al que nunca se quejaba…
Hasta que… ¡llegó el día que explotó!, sin avisar, con esa calma meditada, y protestó razonadamente, con absoluta claridad,  verdaderamente merecía la pena el esfuerzo para sacar la mejor nota. Al menos si habían de suspenderle no quería que lo hiciesen por no haber hecho una exposición magistral.

Quedaba claro que ninguno de los responsables de aquel colegio se atrevía a afrontar el problema  en aquellos difíciles momentos, tan sólo sabían canturrear el único estribillo aprendido: ¡pío, pío… que yo no he sido, pío pío…!

EL REGALO

   -    Hola, ¿sabes cómo hemos llegado hasta aquí? 
-    No tengo ni idea. Sé que estaba todo oscuro, y que de repente me dejaron a la sombra de este árbol. 

-    Schiissss...¿oyes eso? Parecen las voces de unos críos, creo que es mejor que nos callemos, se acercan. 

-    ¡Papá, mamá! ¡venid! Ya han venido los Reyes Magos 

-    Oh! ¡Cuántos regalos! 

-    ¡Bien! ¡Es justo lo que me había pedido!  

-    Ahora me toca a mi. Espero causar tan buena impresión como el paquete de al lado. Creo que salir de la estantería de aquella tienda va a tener su recompensa. 

-    ¡No hay nada como el día de Reyes para regalar y ser regalado!

CUENTA ATRAS




Desde primera hora de la mañana había mucho movimiento. La gente había empezado a concentrarse frente a la puerta, el momento  estaba cerca y se presagiaba lo peor.

El propietario de la casa tomó el megáfono tras asomarse a la ventana y comenzó a hablar como si fuera a dar una conferencia, sus palabras nerviosas dieron pie a una lágrima que quedó congelada, como en pausa, justo en el momento en el que un coche negro enfiló la calle dirigiéndose al tumulto.

El tiempo se había agotado. Del coche bajó un abogado trajeado, ya sólo su presencia marcaba auténtica doctrina. A pesar de su aspecto impoluto su cara reflejaba claramente que le había tocado pagar el pato.

Apenas había conseguido avanzar unos pasos cuando sonó su móvil. El silencio se hizo un hueco y las caras de los presentes cambiaron de forma radical tras escuchar las palabras “desahucio paralizado”.

Palabras eje del relato: conferencia, lágrima, deshaucio, pato, doctrina